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Homes per la Igualtat vol ser una referència i un punt de trobada per aquelles persones que cerquen créixer en el camí de la igualtat. I ho vol ser de manera especial per els homes que cercam els camins per a construir nous models de convivència igualitària. En la recerca de noves maneres de viure i entendre la masculinitat.
Homes per la Igualtat, pretén ser punt de trobada, espai de reflexió, d'aprenentatge, de diàleg. També de crítica i denúncia de tota mena de discriminació envers la dona: del menyspreu i de maltracte i violència.
Ens fa lliures i enriqueix com a homes tot camí de diàleg i de corresponsabilitat que afavoreixi el canvi igualitari.

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dilluns, 4 de febrer del 2013

VIOLENCIA DE GÉNERO, UNA ASIGNATURA PENDIENTE.


En una coyuntura social y económica en la que las continuas agresiones –a los derechos sociales, al territorio, a la lengua, a la cultura, al patrimonio- siguen siendo el triste pan de cada día, no consigo sustraerme a la idea de que un hombre mate a su pareja porque sí, ya sea a causa de los celos, la ira o el sentimiento de posesión. El último caso acaecido en Artà, en el que Margalida Perelló moría desangrada como consecuencia de las puñaladas que le asestó su exmarido, constituye el primero –y esperemos que el último- caso de violencia machista en nuestra Comunidad en este año apenas recién estrenado.
            Vaya por delante nuestro pésame y solidaridad con los familiares de la víctima, una persona jovial y alegre, muy querida por todos sus amigos y vecinos. La localidad de Artà ha sabido reaccionar con prontitud, convocando una concentración a la que acudieron centenares de personas que quisieron así sumarse a la repulsa producida por ese deleznable y cobarde crimen. Otra vez, para variar y según las informaciones, el presunto asesino era un hombre cordial y amable, igualmente apreciado por el vecindario, cuya conducta no parecía presagiar para nada la tragedia que se cernía sobre la pobre Margalida. Un guión que, desgraciadamente, se repite una y otra vez cuando de episodios de violencia de género se trata, y ante los cuales rara vez el agresor siente algún tipo de mala conciencia o remordimiento por la vil acción perpetrada.
            Ello no obstante, persiste una preocupante tolerancia hacia ese tipo de violencia, cuyas cifras alcanzan año tras año proporciones de verdadero escándalo social. En algunos foros y conferencias en las que he tenido oportunidad de participar salta invariablemente la misma pregunta: “De acuerdo, es un hecho lamentable, pero ellas también agreden y maltratan a sus parejas”. Ante ese argumento esgrimo siempre la estadística, una ciencia objetiva y con poco margen para las interpretaciones más o menos interesadas: cada año decenas de mujeres mueren a manos de quienes, paradójicamente, afirman que las aman más que a cualquier cosa. De la misma manera considero del todo reprochable la ambigüedad de ciertos grupos de hombres que, amparándose en un perverso concepto de la igualdad, asisten a las convocatorias de duelo por las víctimas con lemas del tipo “No a cualquier violencia de género”, con lo cual pretenden poner en la misma balanza a hombres y mujeres cuando de agresiones y maltratos se trata, algo que repugna a la objetividad y análisis que requiere tan delicada y trágica cuestión.
            Porque ese es en definitiva el sentimiento que experimentamos las personas que, desde diversos ámbitos y asociaciones, trabajamos por una sociedad más justa e igualitaria ante esa lacra que parece no tener fin: una repugnancia y rechazo infinitos, no solamente hacia los asesinos sino también hacia quienes con sus actitudes amparan u obvian interesadamente esas actitudes machistas y claramente reaccionarias. Hoy lunes, esta vez en Palma, tenemos una nueva ocasión de manifestar nuestra repulsa ante este nuevo acto de violencia de género que se ha llevado por delante la vida de Margalida. Y lo haremos como siempre silenciosamente, con el respeto que merecen todas las mujeres que han muerto básicamente por ser eso, mujeres en una sociedad en la que algunos hombres –bastantes, por lo que parece- les niegan aún el derecho a ser quién son, a tratarlas como meros objetos de su propiedad, cosificándolas y relegándolas a la categoría de seres abyectos, culpables de todas sus desgracias y frustraciones. Lo dicho: un escándalo social, se mire por donde se mire.

Miquel Àngel Lladó Ribas
(Presidente de Homes per la Igualtat)

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